Es diciembre, una vez más a hacer el recuento de los daños. Por alguna extraña razón cada vez que termina un año comenzamos a hacer propósitos -que terminan, la mayoría de las veces, teniendo una fecha de caducidad a corto plazo-. Esta vez no tengo ganas de pensar en lo que ha sucedido en el mundo, ahora quiero ver qué ha pasado en mi.
Tengo un montón de papeles sobre la mesa, con un letrero de neon imaginario que dice "pendientes", pero más allá de ellos, existe un sentimiento que no deja. Me siento culpable ¿por qué? La historia es algo larga, rebuscada. Con un final que aún no conozco, pero definitivamente entra dentro del rubro de recuento de los daños.
viernes, 7 de diciembre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)